El Autor, trasunto de Dios –y del director y productor teatral durante el Siglo de Oro– en El Teatro del mundo, nos recuerda que la esencia primera del teatro tiene origen religioso, litúrgico.
A Calderón se lo ha descrito como el dramaturgo del catolicismo y a sus autos como el género más propio para una síntesis de toda la doctrina cristiana; al tiempo, es uno de los mejores filósofos del Barroco: en sus autos expone su filosofía de la libertad.
Devolvemos la obra de Calderón a su forma original, incluso recuperando el título de la primera edición; sin olvidar que hoy nos dirigimos a un mundo ayuno pero hambriento de teología, de historia del arte, de liturgia, del tesoro compartido con mil años de cultura en español, incluida la música antigua; una herencia a la que el público tiene derecho. Por eso incluimos una renovada Biblia de pobres con ventiladores 3D.